Fiesta de la Presentacion del Señor (02 de Febrero) - Comentario, sugerencias, repertorio

Destaca con particular esmero esta celebración por dos motivos: porque es una fiesta evangélica de inconmensurable significado cristológico, y porque es una celebración particularmente apta para expresar la consagración de la vida religiosa.

Anteriormente era la fiesta de la Purificación de María. No obstante, las mismas rúbricas de entonces advertían: "Festum Purificationis B.M. Virginis habetur tanquam festum Domini".
Pero era fiesta de la Virgen: por ejemplo, el himno de Vísperas era el "Ave, maris stella".

La Fiesta de la Presentación del Señor, fue atestiguada por primera vez por la Peregrina Eteria (395). Allí, en Jerusalén, se celebraba, según el testimonio de la peregrina, "valde cum summo honore".
Fiesta de la Presentación del Señor, Fiesta de la Candelaria, Fiesta llamada en griego del Encuentro, "Hypapante". La historia litúrgica de esta fiesta es muy rica.

En el calendario litúrgico esta fiesta no está situada dentro del ciclo de Navidad - como de pronto cabría esperar - sino que la encontramos en el santoral, dentro del tiempo ordinario. El tiempo propio de Navidad concluye con la celebración del Bautismo del Señor el domingo que sigue a la Epifanía.

Y ¿por qué la celebración de la Presentación del Señor, que es un episodio que pertenece al Evangelio de la infancia, no es una celebración para el tiempo de Navidad, con mucho más derecho que el Bautismo del Señor?
- Por simples razones históricas; porque de hecho nació situada cronológicamente cuarenta días después del Nacimiento del Señor. Y esta tradición espiritual en la Iglesia desde el siglo IV es digna de respeto.
Pero por su contenido interno vemos la proximidad con los misterios de la Natividad del Señor. Esto salta a los ojos. El Breviario precedente asignaba como salmodia y antífonas para las I Vísperas (caso de que éstas se celebrasen), las correspondientes a la octava de Navidad.

Triple contenido de la Fiesta:
  • Primero. Ante todo, como "Presentación del Señor" esta fiesta celebra la ofrenda de Jesús al Padre.
  • Segundo. Pero es al mismo tiempo fiesta de la Iglesia que sale al encuentro (Hypapante) de su Señor, ya que el Señor, él mismo, por su divina iniciativa,se digna salir al encuentro de su Iglesia. Comienza así la celebración de la Eucaristía al ser iniciada por la bendición y procesión de las candelas: "El Señor, nuestro Dios, vendrá con poder. Iluminará los ojos de sus siervos. Aleluya" (Is 35,4-5). Jesús viene a nuestro encuentro. "Concédenos a nosotros, que caminamos al encuentro del Señor, merecer el premio de la vida eterna" (oración después de la comunión).
  • Tercero. Como tercer motivo, posterior a los dos anteriores, pero presente en la celebración, hay que apuntar el carácter mariano. Muy hondamente lo expresa Pablo VI en la exhortación "Marialis cultus", fechada precisamente el día de la Presentación del Señor de 1974: "También la fiesta del 2 de febrero, a la que se ha restituido la denominación de la Presentación del Señor, debe ser considerada, para poder asimilar plenamente su amplísimo contenido, como memoria conjunta del Hijo y de la Madre, es decir, celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al cual la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de Yahvé, como ejecutora de una misión referida al antiguo Israel y como modelo del Pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza del sufrimiento y por la persecución" (Marialis cultus, 7).
Ni el Evangelio de san Lucas ni la liturgia se detienen en el concepto de "purificación" de María, concepto atávico de Israel superado en el Nuevo Testamento.

No es que la mujer parturienta quedase manchada moralmente por transmitir el don de la vida; la purificación pertenecía a la esfera de lo sagrado y numinoso, al misterio de la muerte y de la vida, y era una reintegración en el culto.

San Lucas menciona los días de la purificación de María como cronología y contexto legal, para situar el misterio de la ofrenda y del encuentro.

El aspecto mariano de la celebración va por otra línea, que es ésta:
- ante todo, María como los pobres de Israel (dos tórtolas);
- María portadora del Hijo, portadora de la luz;
- María solidaria del destino del Hijo.
Resulta de una extraordinaria belleza teológica y literaria aquella antífona - Adorna thalamum tuum, Sion - que se cantaba en la procesión del rito precedente y que se ha perdido en la liturgia actual.

La antífona es de origen griego y dice así en su conocida expresión latina con canto gregoriano:
"Adorna thalamum tuum, Sion , et suscipe Regem Christum: amplectere Mariam, quae est caelestis porta: ipsa enim portat Regem gloriae novi luminis: subsístit Virgo adducens manibus Filium ante luciferum: quem accipiens Simeon in ulnas suas praedicavit populis Dominum eum esse vitae et mortis, et Salvatorem mundi"
(Sión, dispón el tálamo nupcial para recibir a Cristo Rey. Abraza a María, puerta del cielo. Ella lleva al Rey de la gloria, Rey de la nueva luz. Se detiene la Virgen entregando con sus manos al Hijo engendrado antes de la aurora, y Simeón al recibirlo en sus brazos predicó a los pueblos que Aquel era el Señor de la vida y la muerte y el Salvador del mundo).

En la remodelación de los textos litúrgicos no aparece en la misa de hoy (fuera del Evangelio) ninguna mención de la Virgen María. Parece obvio que tiene que aparecer en la monición de entrada. Esta monición "oficial" es facultativa. Dice la rúbrica: "Puede servirse de esta monición o de otra semejante".

Y vendría perfectamente un sencillo inciso en el Prefacio, donde se dice: "Porque hoy tu Hijo es presentado en el templo...". Esa frase indeterminada hay que completarla con una mención mariana: "es presentado en el templo en brazos de la Virgen María".

La Liturgia de las Horas tiene bellas antífonas marianas de la tradición (un responsorio del Oficio de lectura, antífonas del Magníficat, otras antífonas).

Fiesta típica de consagración
La oblación de Jesús al Padre evoca muy vivamente la oblación del religioso expresada en los tres votos. Muy comprensible que la fiesta de la Presentación del Señor se haya señalado como fiesta de consagración para religiosos y religiosas.

Hay un modo de consagración perfecta, que es la consagración en los institutos seculares, y que el 2 de febrero es la fecha conmemorativa del 2 de febrero de 1947 cuando Pío XII promulgó la constitución apostólica "Provida Mater". Lo recordaba Pablo VI en el 30 aniversario, en la audiencia general del 2 de febrero de 1977.
La Candelaria es fiesta de la Luz, luz para iluminar a las gentes.
Los misioneros españoles que iban a América han dado el nombre de Candelaria a muchas poblaciones, sintiéndose portadores de la luz evangélica. Es una referencia que cuadra perfectamente en el contenido de la fiesta, y este recuerdo misional puede ser oportuno en la fiesta; así a la hora de elevar al Señor alguna súplica por las Iglesias hermanas de otros continentes. De esta forma aproximaríamos la fiesta de la Presentación del Señor a la fiesta de la Epifanía, que es la fiesta de la manifestación del Salvador a los hombres.

El cántico de Simeón nos proclama cómo Cristo es "luz para alumbrar a las naciones".
Los textos bíblicos de la fiesta son riquísimos, textos cristológicos que nos abren a unas dimensiones sin fin de la persona del Señor: 
  • En la Eucaristía, la venida escatológica del Señor a su Templo (Mal 3,1-4), con el canto del Rey de la Gloria que entra en el templo como salmo responsorial (Sal 23) y el Evangelio del episodio evangélico (Le 2,22-40). La segunda lectura, el pasaje de Heb 2,14-18: solidaridad de Cristo con la familia de la misma carne y sangre.
  • En la Liturgia de las Horas un texto central, conmemorativo del Evangelio, será el texto de la ofrenda de los primogénitos al Señor, en torno a la Alianza (Ex 13,1-3a. 11-16), para el Oficio de lectura; pero quedan al margen textos que aluden a la purificación de la mujer parturienta. Quedan fuera del sentido profundo de la celebración.
  • De nuevo ocupa un lugar importante la carta a los Hebreos, lo mismo en las primeras Vísperas (Heb 10,5-7) que en las segundas (Heb 4,15-16). Aparece, pues, Cristo como el hombre solidario, capaz de compadecerse de nuestras debilidades.
  • Para la Hora intermedia - Tercia, Sexta y Nona - oráculos isaianos: Is 8,14 en relación con la profecía de Simeón; Is 42,13 e Isaías 12,5-6.
  • En Laudes suena de nuevo Malaquías (3,1). La entrada del Señor en el santuario podemos interpretarla a esta hora de la mañana como entrada celeste.
Los salmos cristológicos. Y a todo ello hay que añadir la riqueza de las antífonas, muy hermosas, y las preces, para ver cómo nos encontramos en una celebración privilegiada.
  • "Adorna tu morada, Sión,para recibir al Mesías rey" (primeras vísperas).
  • "Cristo Salvador.., eres luz para alumbrar a las naciones... eres gloria de tu pueblo Israel... deseado de todos los pueblos..." (preces vísp.)
  • "Entra en su templo santo el Señor, soberano de todo..." (antífona del invitatorio).
  • "Goza, alégrate, nueva Sión, mira a tu Rey" (antífona del oficio de lecturas).
Algunas sugerencias para potenciar esta celebración:
a) Monición para la Eucaristía. Según la oportunidad que da el Misal se podría redactar otra nueva, o perfeccionar la existente. Tener en cuenta en la monición una mención de la Virgen María portadora de este misterio, y una referencia, en las comunidades de religiosos, al sentido de oblación de los votos, ratificando la oblación bautismal.

b) Cantos de bendición y aclamación para la procesión de la Candelaria. Antes estaba prescrito el "Nunc dimittis" como canto rememorativo de la escena evangélica. Ahora "se canta la siguiente antífona con el cántico indicado (cántico de Simeón) u otro semejante". Parece lo más oportuno no omitir este cántico. Y de cualquier. forma otro cántico tendría que ser "semejante", es decir, canto de glorificación a Cristo.

c) Bendición al final de la celebración eucarística. No tenemos una bendición propia para este día. En rigor no habría que coger de santa María Virgen (fórmula 15 de las bendiciones), porque ésta no es primordialmente fiesta mariana. No teniendo propia, habría que acudir al común del tiempo ordinario. Siendo, por otra parte, una celebración de tanta riqueza de textos bíblicos, no parece inoportuno crear una bendición para esta fiesta. También en la bendición sería conveniente mencionar a María.

Repertorio Sugerido:
Procesion con las candelas: Cantico de Simeon (Juan J. Sosa)
Canto procesional de entrada: Alabanza a Jesucristo (CEL)
Kyrie: Señor ten piedad (A. Gutierrez)
Gloria: Gloria (Misa Sinodal - F. Palazon)
Salmo: Tomado del Libro del Salmista (Coeditores Liturgicos)
Aleluya: Aleluya (Taize)
Canto procesional de Ofrendas: Bendito seas Señor (Francisco Palazon)
Sanctus: Santo (L. Elizalde)
Padre Nuestro: Padre Nuestro (Misas Corales - F. Palazon)
Agnus Dei: Cordero de Dios (Francisco Palazon)
Canto procesional de Comunion: Maria y Simeon (M. Fuertes), Racimo y Trigal (C. Erdozain)

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